punto y final es punto y comienzo

Si tuviera que contar todos los puntos de inflexión que se han producido en mi vida, estoy segura que no tengo más de dos. En cada situación que me propongo cambiar, en cada momento que decido que mañana no será igual que hoy, creo que se crea un punto y no es así.
El verdadero punto llega cuando has dejado de mirar si la función crece o decrece, cuando ni siquiera te has percatado de él. El punto se fija cuando termina la frase y no me doy cuenta hasta que cambio de línea.
El punto y final no quiere decir otra cosa que punto y comienzo. Cierro para abrir, salgo para entrar, subo para bajar, como cada verbo con su opuesto. Todo ello en diferente contexto pero a fin de cuentas, los mismos verbos.

¿Y si en mi vida dejara todas las historias en puntos suspensivos? ¡Sería un sin vivir! De repente un día veo una palabra que llega a mi línea, a la línea que estoy hoy y veo que no concuerda con nada de lo que estoy escribiendo y pienso: “eso me pasó por no poner punto y final, viene a molestar ahora cuando estoy en comienzo”.
Las palabras se escapan entre los huecos de los puntos, los rodean y huyen y es que no son suficientes tres puntos para acabar, para cerrar la frase y uno me parece mucho. Me suena rotundo.
¿Buscamos un término medio? Pongamos dos puntos. Dos puntos dan a entender que mi frase se quedó entre el final y la continuación. Pero, ¿de qué está más cerca? Eso depende de nosotros, de nuestra manera de escribir, incluso si somos diestros o zurdos, de la forma en la que apoyamos el bolígrafo en la mano, depende de tantas cosas…
(“Nosotros” espera una continuación)

Qué fácil sería borrar si escribiera a lápiz, una pena que decidiera escribir mi vida a color y de forma permanente. Por suerte o por desgracia así podré observar los errores que cometo, no los borro, los dejo en la línea y los recorro buscando una moraleja.
(“Errores” se quedó en esa frase y no saldrá nunca, pero aparecerán otros, recuerda punto y final es punto y comienzo)

He roto mil sueños a propósito, en trocitos, de dos en dos, mientras dormía, cuando pensaba, de mil maneras..
(“Sueños”, los sueños siempre se quedan entre el final y la continuación, es decir, siempre dejo que mueran para que aparezcan nuevos)


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