Náufragos

Desterrados de corazones desconocidos, besando el mundo con labios secos, árboles cortados para el fuego, las últimas palabras del teléfono, no da sombra cuando llega el verano.

Decimos que no, porque no sabemos decir sí, más que detrás de aquello que queremos, cómo he llegado hasta aquí, pasamos los días escapando de aquello que no queremos, débiles criados de la felicidad, en vez de luchar por algo, siempre en contra de algo.

Nuestros abrazos, con el dolor de la inquietud, en vez de amar y reunir, ahogan al otro, somos náufragos porque somos agua en el estancado pozo de la rutina, el dolor no dice siempre la verdad, emergemos ahogando al de al lado.



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