Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2015

porque letras no faltan

Imagen
Hace poco descubrí la diferencia entre estar loca y hacer locuras, fue un libro quien me lo preguntó y alguien quien me respondió. Cuando haces preguntas al aire, tienes miedo de la verdad, porque sabes que va a ser un momento en el que no vas a poder -aunque quieras- dejar de escuchar. Las palabras en el aire son como balas disparadas por armas que son bocas, creadas por genética y que, a menudo, nunca saben qué decir cuando ya no sienten nada. Suficiente, conformismo o rutina, aunque a mi yo de ayer le guste escribir “bonitas costumbres”. Siempre que veo a A, acabamos hablando del 10 en los vínculos, de lo intenso que supone desconocer a alguien, de lo único que es ir acariciando heridas con los dedos, besando cada recuerdo y volviéndolas a cubrir. A, es alguien que sabe que nunca fue sólo alguien para mí. Ahora A sigue creciendo, como el árbol que plantas y sales cada tarde a ver sus hojas, a encontrar sus diferencias, a quererle sus manías... Ahora A, sigue creciendo y yo sig...

sin más explicaciones, hay...

Imagen
Hay un velero a lo lejos que asoma al final de la barra hay una dama gastada y un hombre sonriendo a un desliz hay una suerte de risa flotando en el muro sin aire hay una rubia teñida de miedos diciéndome sí hay dos casados con hijos besándose el sexo en el baño hay compromisos varados en cuerpos contra la pared debe haber mar dentro de esa mirada que me roba tanto hay demasiado volumen en versos que no escucha nadie hay pasos torpes de baile diciéndose "apríetame más" hay un quizás si es que suena un bolero hay un hombre vencido en el suelo hay que cerrar Nunca hay mar al encender la luz aunque haya en las miradas cambio de marea sí es verdad el "te quiero" de papel hay algo más cuando suena el piano hay un hombre en la barra llorando y hay una luz salvando el amor y ahí estás tú, y ahí estás tú...
Imagen
Es muy fácil decir gracias, pero yo hoy lo quiero decir de corazón.. desde lo más profundo de mí, digo gracias. Gracias a él por hacerme ser quien soy hoy. A él por cuidarme como no lo ha hecho ni lo hará nadie. Por saber darme los mejores y duros consejos, aunque haya veces que me entren por un oído y me salgan por el otro. Gracias por hacer que me sienta especial, única. Por hacerme que crea que puedo con todo lo que me pongan por delante. Por animarme a hacer cosas que me beneficiarán en un futuro. Gracias por tu cariño; tus ‘te quiero’ a diario y tus buenas noches de antes de dormir. Gracias por intentar darme absolutamente todo, hasta cuando no se ha podido; pero gracias también por enseñarme a valorar las cosas que tengo. Gracias por tu ayuda en todo, y por sacarme las castañas del fuego en más de una ocasión. Gracias por estar al otro lado del teléfono a las dos, a las tres o incluso a las siete de la mañana si ha hecho falta. Gracias por llorar conmigo en mis peores momento...