eternamente

Vivo enamorada y en constante lucha conmigo misma. Enamorada de una ciudad, de una persona, de una imagen mental en la que aparece un amor del pasado, de una imagen mental en la que aparezco yo en el pasado sin mi amor, de otra imagen mental ahora sin nadie, ahora, sin ti. Ahora con gente y en soledad. Ahora a solas y en compañía. Ahora. Una imagen, y otra, y otra, y... Para. Ahora abro los ojos y veo realidad, veo las calles, veo a una niña cruzar, veo la vida, lo de verdad. Ahora mental. Demente, gente corriente sin frentes, fronteras deshechas en hebras, muros, murmullos, mentiras en fila de uno a ninguno, nadie con alguien queriendo ser siempre un instante. Un instante y... Me vuelvo a parar. Cierro los ojos y empieza de nuevo la lucha, pero siempre alguien viene a decirme la verdad: "el problema que tienes son tus ojos y mirada, donde yo veo un cielo que libera, tú nadas en un mar sin pausas". Desde entonces sé la verdad aunque no quiera mirar, porque siempre hay alguien...

Estúpida, así es como me siento muchas veces, estúpida por pensar y creer cosas que no son así, siempre voy pensando en lo mejor y luego me la ostio, me la ostían , algún día aprenderé, o quizás no, pero no voy a permitir sufrir más por ello, intentar aprender a mantenerme al margen

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En determinados momentos del año, solemos plantearnos nuevos retos: ir al gimnasio, buscar trabajo, dejar de fumar, empezar a estudiar, perder algo de peso… El caso es que, cuando ideamos un proyecto y lo anunciamos por primera vez, nos sentimos estupendamente porque tenemos entre manos algo que es importante para nosotros. Pero cuando nos planteamos un objetivo, a veces no valoramos el esfuerzo que nos va a suponer alcanzarlo. Visualizamos el resultado final sin caer en la cuenta de lo importante que es el camino. Y es que vamos a tener que hacer frente a una serie de dificultades que pueden frustrar nuestro propósito si no sabemos enfrentarnos a ellas. Es importante llevar a la consciencia nuestras creencias limitantes, poniendo en práctica una buena gestión emocional y, sobre todo, comprometiéndonos con nuestro plan. Porque no es suficiente con decir las cosas, sino que también hay que saber qué estás dispuesta a hacer para lograr lo que deseas.  La soledad del día a día ...

Tengo una apatía instalada en el pecho, un precipicio repleto de mariposas suicidas, en términos naturales, en términos de tu sonrisa, un vacío. El día me planifica las horas, lleno mi tiempo de responsabilidades, de proyectos, de trabajos, de rutina, pero en ningún renglón está escrito el escucharme. No me oigo desde hace cientos de verbos, y me siento a hablarme. Pero no me llego. Estoy demasiado lejos de todo aquello en lo que creo. Vivir por inercia no es vivir, es vivir por el simple hecho de estar vivos. Pienso en leer, cojo libros y no hay ni un solo título que se lleve a mis ojos de paseo por cualquier historia, cualquier escenario de amor o desamor, una frase que hable de Madrid o de París, que exprese el tiempo que hace o de hace cuánto tiempo que no me contemplo en un espejo. (A veces creo que dejarse llevar es tan simple como permitir que te cojan de la mano, asumiendo la pérdida, el descuelgue del corazón, hablando en yemas, cuando decide acariciar otra boca que no es...

En esta vida existen tres momentos continuos; el primero de ellos, es lo que queremos tener, el segundo, sería intentar conseguirlo, y el siguiente, aprender a vivir sin el. Y sí, son tres instantes que te muestro con  la visión de alguien que alguna vez ha mirado el vaso medio vacío, como miraría alguien que ni siquiera conoce la sensación del caer de las gotas en éste, pero que irónico que es todo, porque, viven la continua sensación del desborde de un mar, por encima de los bordes del recipiente; que ya no es la gota que colmo el vaso, sino la lágrima que libero el llanto. Vives fabricando armas con flores para intentar defenderte, y sales siempre herido. Deberíamos de avisarte que si hay que atacar con espinas, y no con sus pétalos, tendríamos, como amigos, que ayudarte en cada caída, y curarte esas heridas que llevas todavía sin cicatrizar en el alma. Acarreas pesadillas que catalogas como casualidades, pues déjame decirte, que no son mas que miedos llamando a la puerta de...