observo, me duele, callo y sonrío

Llevo casi dos horas y media escribiendo y borrando todo lo que sangro por miedo a salpicarte con mis miedos, y es irónico, pues creo que estas ya demasiado lejos incluso para darte cuenta de que sigues siendo parte de las líneas que te escribo.

Y es que huir sin mirar atrás sería menos complicado si no fuese justamente atrás donde se está quedando todo lo que pudimos ser. Yo no tengo ni tuve ni tendré tanta fuerza como tienes tú. Ya no puedo mirar tus fotografías sin tiritar de ganas de sumergirme en cada una de ellas. En esa sonrisa que me mata y me dio la vida tantas veces.

Yo no puedo leerte sabiendo que cada verso esta más y más lejos de acercarse a mí. Que lo que duele no es saber que ahora puedes escribirle a ella, sino ser consciente de que lo harás con las mismas manos con las que hasta hace poco me escribías a mi.

Jamás hubiese imaginado que el silencio pudiese llegar a hacer tanto ruido a las cuatro de la madrugada.

Deberías preguntarme por qué no he dormido al caer la noche, por qué no he cerrado los ojos hasta bien pasado el amanecer. Pregúntamelo. Te diré que tenía miedo de soñar contigo. Te diré que por el día hay demasiado ruido como para caer de lleno en ese mundo en donde te sueles colar y de momento, no cerrar los ojos es la única manera que tengo de poder dejar de verte.

Pregúntame por qué temo a mi subconsciente. Te diré que eres tú quien vive en él y te diré que duele, no te imaginas cuánto duele darle la libertad para soñarte y despertarme y ver que todo lo que acaban de ver mis ojos no es más que parte de una mentira demasiado amarga.

No, no he dormido de noche por miedo a soñarte. No lo hago porque sé que no estarás ahí al abrir los ojos, porque sé que ya no quieres volver a estar, a compartir los sueños, ni a luchar en balde.

Este tramo de la huida esta acabando con lo poco que quedaba ya de mi. Apenas soy una hoja arrugada con un millón de tachones cobardes por miedo a no poder leerte una vez derramado tu recuerdo sobre el papel. Quizás por miedo a que tú no quieras volver a leerme a mi. Duele(s).

Apenas me quedan fuerzas para lanzarte esta última bengala y ni siquiera sé si estarás mirando al cielo. Necesito que mires al cielo. Estoy tirada en cualquier rincón del mar esperando a que me encuentres para poder decirte que jamás me he alejado de ti.

Que- jamás- me- he- alejado- de- ti-.

Que he intentado engañarme, una y otra vez pensando que si escribía un cuento repleto de mentiras, alguna acabaría volviéndose verdad, y lejos de eso, temo que cada uno de esos cuentos hayan destruido por completo cualquier esperanza de volver a leernos....



Tan solo quiero leer la palabra "vuelve". No te espero, no te busco, es tu decisión. Pero si me necesitas, si me quieres, si de verdad te importo... entonces aquí estaré.

pd: aunque nuestra historia más bonita haya terminado, te quiero, y siempre te voy a querer, nunca lo olvides amor...

Comentarios

Entradas populares de este blog

pequeños placeres de la vida

dicen que de los errores se aprende

no es tan fácil como parece