He cambiado. No soy yo. No me reconozco. Me duelo. Yo. A mí. No me siento bien. Somos humanos. Todos tenemos días buenos y días malos. Yo estoy en racha. Pero del menos. Y no. No me ha sucedido nada grave. Menos es más dicen. La gente de mi alrededor tiene salud. Eso es lo importante. El problema. Soy yo. Tengo yo el problema. Yo. Conmigo misma. Bloqueo. Un bloqueo mental. Y emocional. Eso es. Un bloqueo mental y emocional. Atasco interior. No sé como salir. No se como he llegado aquí. ¿Por qué estoy aquí? No debería de estar escribiendo nada de esto. No se por que lo hago. Perdida. No me hagáis mucho caso. Me ha visitado la de cada mes y tengo las hormonas fuera de lugar. Revolución hormonal. Revolución sentimental. Revolución integral. Puedo ponerme a llorar en un segundo. En cambio reírme a carcajadas me cuesta más. No me reconozco. Entiendo que vosotros tampoco lo hagáis. Quizá no ves lo que te gustaba de mí. No lo ves porque ahora no está. Se ha marchado. Ojalá vuelva pronto, porque a mi también me gustaba más. Esa chica dicharachera, ilusionada, feliz.  Esa chica que se comía el mundo, que no paraba de sonreír.  Esa chica con energia, motivada, optimista. Sin dolor. Sin tristeza. Entonces, sí, comprendo si te quieres alejar. Alejarte por no tener a esa persona que conocías. Aun así, te aviso.  Sé que volverá, lo que no sé es cuando. Tenerlo todo y sentir que no tienes nada. Es curioso. Por mucho que te quieran los demás, cuando tu mismo no te quieres, no hay amor. No sé desbloquearme. Dejar que el tiempo pase puede ser una opción. Pero antes de que pase el tiempo necesario,  ya estaría autodestruida. Impaciencia. Destrucción. El cambio, otra opción. O quizá huir.  Pero huir dicen que nunca debería de ser una opción. Dicen que es de cobardes. Y bueno. Para que mentir. Por mucha fachada que tenga,  a veces soy muy diminuta interiormente, tanto que soy una cobarde. Aun así. Por muy cobarde que sea, no es una opción que quiera contemplar. Volvamos al cambio. Qué cambiar y cómo. Todo en mi mente esta lleno de incógnitas.  Todo lleno de letras que despejar. La x. La y. La z. La w. Sin embargo me faltan ecuaciones. Ecuaciones suficientes para despejar las incógnitas. No las tengo. Una lucha constante entre el corazón y la mente. Una lucha diaria. Sentir. Querer. Deber. Lo racional y lo irracional. No puedo dejarme llevar sin hacerle caso a la mente. Pues me voy al precipicio. Pero limitar los sentimientos por lo 'correcto' racional, no sé si es posible. Ignorar el corazón. Eso es dolor. Duele que la mente y los impulsos no puedan ir de la mano. Ojala los sentimientos fuesen racionales. Tener neuronas en el corazón. Que los impulsos tuviesen coherencia. Sin hacer daño a los demás,  ni a nosotros mismos. Que bonita solución. Una solución que no existe. No queda mas que intentar cambiar el chip. Intentar valorarme un poco más. Quererme. Que mi felicidad no depenga de otros. De otras. Poner un margen. Empatia, mi gran virtud y mi gran defecto. No confiar, no coger cariño rápidamente. Y sobre todo frenar. Frenar. Frenar antes de estamparme contra la pared. Porque duele. No seré yo quizá. Pero no tengo ganas. No tengo fuerzas para ostias. No quiero ser una ilusa. No quiero que me falten el respeto. No quiero ser una inocente. No quiero fallar a nadie. No quiero que me fallen. No quiero confiar en la gente. No quiero que intenten ligarme. No quiero que me ganen mintiendo. No masoquismo. No voy a poner titulo. No quiero ponerme corazas. No voy a poner foto. Esto es un caos. Un caos de sentimientos. Un caos de frases. Un caos propio. Un caos mío. Un caos que no lo entenderás. Porque no existe nada más complejo que el ser humano. La mente. El corazón. El ser. Ser, estar, parecer. Volveré. Pronto. No te preocupes. Estoy bien. Gracias.

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

pequeños placeres de la vida

dicen que de los errores se aprende

no es tan fácil como parece