Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas

Tú descolocas mi mundo. Un instante eres la mar en calma en la que nado sintiéndome en paz, y al otro, provocas un tsunami que destruye hasta los cimientos de mis sueños. Me haces sonreír, pero no de la manera en que te ríes tras escuchar la historia más divertida, sino con esa ilusión de quien escucha algo que aunque ya sabía, le reafirma en su alegría. También me sacas de mis casillas, porque eres quiquismiquis e inconformista, y te enfadas, y me enfadas, y me haces dudar de mi cordura. Un instante nos entendemos a la perfección, como si nuestras mentes tuvieran algún tipo de conexión especial, y al otro parece que hablamos idiomas diferentes e incompatibles.

Tú descolocas mi mundo. Un mundo que está en obras y sólo permite entrar al personal autorizado. Pero te empeñas en pasar y cuando no lo consigues te enfadas, y me enfadas. Un instante haces que todo parezca fácil y sencillo, y al otro consigues que mis miedos hagan de éste, un lugar mucho más difícil. Somos agua y aceite, pero también agua y jabón.

Tú descolocas mi mundo. Tal vez sea eso lo que me hace ver en ti un "difícil". Tal vez sea eso lo que me convierta en una fugitiva. Falta de estabilidad, falta de armonía, falta de orden, somos peor que la montaña rusa, ¿por qué no existe el gris entre tu y yo?

blanco y negro, día y noche, todo y nada, alegría y tristeza...