eternamente

Hay historias de amor, que nunca terminan . Que se esconden tras la vuelta de tu esquina . Que bailan sobre un solo pie. Que reman con un remo, que beben sin sed. Hay espacio, hay dolor, hay deseo. Corazones en el aire llenos de agujero. Hay besos compartidos, robados elegidos. Mil señales de humo entre amantes perdidos. Amores de un rato, sin tiempo ni trato. Leyes de gravedad sin caída. Cicatrices sin herida. Despedidas, bienvenidas que suelen caminar por la misma avenida. Hay tanto a elegir. Era tu historia. Se cruzó con la mía. Tanta gente, tanta gente ahí fuera. Y coincidir aquel día. Hay historias al borde, del precipicio. Que se buscan en los baúles, de un principio. Hay noches sin sofocos. Lágrimas sin princesas ni espejos rotos. Hay revoluciones entre corazones. Partidas de dos labios sin peones. Sudores tentaciones, citas sin flores. Llenas de pasiones sobre parques congelados. De mirones entre neones. Amores platónicos conformes. Camas sin treguas sin confecciones. Soldados ...

Curar un musculo que lleva dañado mucho tiempo, cuesta mucho mas que una contractura reciente. Lo mismo pasa con las personas. Cambiar algo que forma parte de nuestra vida desde hace mucho, duele. Entonces, aun a pesar de ese dolor ¿por qué nos empeñamos tanto en cambiar? Muchas veces son las personas que nos quieren las que nos recuerdan lo que queremos ser y nos empujan al cambio. Otras veces, elegimos cambiar porque tenemos miedo de estar equivocados y perpetuarnos en el error, o porque sabemos que cambiar es la única manera que existe para dejar de sufrir. Yo antes era diferente, supongo que mas feliz, sin duda era mas joven, mas optimista y sobre todo menos resentido. Pero es que antes no me habían pasado ciertas cosas, es el tiempo el que me ha cambiado, nadie me ha preguntado si es que quería cambiar, si quería ser lo que soy, la vida decidió por mi, y la pregunta es: ¿puedo cambiar yo mi vida? Quiero cambiar sí, desearía retrasar el reloj y volver atrás, pero si algo he ap...

El futuro nunca deja de zarandearnos con sorpresas inesperadas que nos rompen los esquemas, nos hacen replantearnos todo lo que sabemos. Nunca deja de asombrarnos con nuevas oportunidades para tomarle el pulso a nuestro espíritu de superación. Nunca deja de poner a prueba nuestra capacidad de plantar batalla, de volver a empezar una y otra vez desde la casilla de salida, Nunca deja de demostrarnos que por mucho que intentemos controlarlo, el futuro es impredecible Lo único que sabemos a ciencia cierta es que todos avanzamos a un ritmo de sesenta minutos por hora, hagas lo que hagas, seas quien seas, da igual qué errores hayas cometido en el pasado, o cuantas veces hayas pedido perdón. Todos avanzamos por el mismo camino, me consuela pensar que en este viaje, podemos dejar los tropiezos atrás, las culpas, las caídas, y mientras vamos tirando, podemos trazar nuestra propia ruta y plantarle futuro, es la única manera que se me ocurre de dominarlo.

Me alejé. Y es tan sencillo como que entiendas que entonces todo empezó a dejar de tener sentido. Que entonces eché de menos su risa, su pelo, esa forma de saberse dueña de las cosas y el beso que nunca debí no haberle dado.